sábado, 28 de noviembre de 2015

Retropost #434 (27 de julio de 2005): The Rape of the Beasts


Ayer estuvimos de excursión entre Cedeira y Cariño, donde están, según la propaganda local, los acantilados más altos de la Europa atlántica - aunque más que acantilados he visto pendientes pronunciadas y, eso sí, costas muy altas. Entre los parques eólicos que crecen en la zona se pasean sueltas las vacas. Y además de las vacas hay allí muchas bestias melenudas ("bestas", las llaman), dicen que son salvajes, pero en realidad están en régimen de cautiverio controlado. Cada año por estas fechas los lugareños organizan la tradicional "rapa das bestas"; es decir, rodean y capturan a estos seres y les cortan las melenas - como señal de apropiación y control, supongo. Las "bestas" que hemos visto por los altos parecían pacíficas, pero tengo entendido que pueden morder si se las hace enfadar, así que hemos mantenido una distancia prudente; como son bastante más grandes que una persona a mí me inspiran respeto. Las que hemos visto estaban sin rapar, pero pronto les llegará su turno supongo; en fin, tal es la costumbre local, y hombres, vacas y bestias parecen llevar este modus vivendi desde hace tiempo. Pero me intriga la costumbre de rodear a las bestias y raparlas a la fuerza; es cierto que llaman la atención sus cabellera, aunque sean animales parece que da un status especial eso de tener melenas como los humanos; pocos animales tienen pelo que crece en la cabeza de una manera desproporcionada con el resto del cuerpo (igual esto también da una cierta aura de humanidad terrorífica a los leones, por ejemplo). En cualquier caso, sean cuales sean las razones psicológicas o prácticas del impulso que lleva a la gente a afeitar a estas bestias (¿humillarlas? ¿marcarlas?), parece haber también una razón lingüística para hacerlo, una especie de cruce de cables entre "rapar" y "raptar", pues el verbo gallego "rapar" (y el sustantivo "rapa" de la "rapa das bestas") parece fusionar dos etimologías distintas, la que ha dado el castellano "rapar" y también la del latín "rapio", arrebatar, raptar, hacer "rapiña", vamos. Igual los lugareños, tras moitos anos de rapar as bestas decidieron, además, raparlas.






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