domingo, 12 de junio de 2011

No aprendiendo ruso


Los años que estuve aprendiendo ruso por mi cuenta... —o mejor dicho, no aprendiendo, porque a pesar de mis esfuerzos y de los años de dedicación, no conseguí aprenderlo ni medianamente. Ya se me había fosilizado el cerebro para los idiomas, o quizá no necesitaba el ruso para nada práctico, o quizá las dos cosas. Empecé (y casi terminé) con libros como el Assímil, El ruso sin esfuerzo (ya me había estudiado el inglés, el francés y el alemán). También con libros importados de Rusia, y otros de Inglaterra, que aquí no había ni mucho ni poco material para estudiar ruso, hablo de los años ochenta, que fue cuando le pegué fuerte. Aunque no tenía mucha pegada, por lo visto. En la mili iba con mi manual de ruso por allí, despertando supongo la desconfianza de los sargentos y oficiales del Regimiento de Infantería Tarifa nº 33, donde me destinaron. Leí algo de crítica marxista soviética en los USA y me compré libracos sobre estilística del ruso y realismo socialista. 


Más adelante, en los 90, me compré me compré el diccionario Rubiños, un libro de Dostoyevski que no llegué a leer, y trabajé un texto de Nabokov en su original y en su traducción inglesa. Pero mi ruso estaba a nivel de supervivencia mínima, como un náufrago que no sabe nadar y que patalea por mantenerse a flote. Ahora ya hace tiempo que está en el fondo, mirando los peces con ojos de ahogado. Hasta este año pasado no hablé con un ruso, un tal Alex que me viene a oír tocar la guitarra a veces—y nos entendemos poco y en español (que él no habla tampoco).  

Lo más ruso que he hecho últimamente ha sido leerme Un roman russe, pero en francés. Hoy veía en el blog de un antiguo director de mi departamento, Carlos Inchaurralde, este artículo sobre cómo él está aprendiendo ruso. Allí recomienda manuales, lecturas, etc. Él dejó familia y trabajo, se casó con una rusa y se fue a Rusia, o viceversa—no sé si lo volveremos a ver por aquí, aunque en teoría sigue siendo miembro del departamento. De si ayuda a aprender el idioma eso de casarse con una rusa e irse a vivir a Rusia no dice nada, pero lo recomiendo yo como la vía más viable para aprender ruso. Yo no los pienso aplicar, esos remedios, ni creo que lo vaya a necesitar nunca al ruso, visto lo que lo he necesitado estos primeros cincuenta años. Así que mi ruso, suponiendo que se pueda hablar de mi ruso, seguirá en suave e invisible decadencia, hasta disolverse del todo, antes de la no más lamentada disolución final de todas las cosas.



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