lunes, 31 de enero de 2011

La Calidad Bolonia, certificada


Estudiado el sistema de los créditos ECTS (European Credit Transfer System) de Bolonia, con sus horas teóricas presenciales, sus horas de actividades no presenciales, sus tutorías grupales, sus grupos de prácticas, sus metodologías activas y su discurso de la Calidad....

... deduzco que para que cuadren las cuentas, jamás se podría poner en el programa de una asignatura de literatura que los estudiantes lean diez o quince libros (cinco novelas, dos dramas, un libro de poesía, una colección de ensayos críticos, y el manual de clase). No salen las horas. Pero ni con mucho. La planificacion de actividades da para que se lean y discutan en clase, como mucho, unos recortillos y selecciones (poemas sueltos, capítulos de aquí y de allá) que no creo que sumen entre todos ni siquiera el volumen de un libro. Ni de medio Quijote.


  Un curso de literatura entendido a la manera tradicional, como los que yo hice en Brown, y sin ir tan lejos, en Zaragoza mismo, a mí me suponía leerme una pila de libros. No diez, sino quizá veinte por asignatura. Con respecto a la infinitud de la literatura eso era un chiste, claro, pero eso era la Universidad. Y yo era el primero de clase, lo reconozco.

¿Incluir la lectura del Ulises de Joyce, por ejemplo, en una asignatura con veinte horas asignadas para lectura? ¿Con ocho libros más, de Dickens y Thackeray? ¿Y un manual o dos de historia literaria? No me hagan reír.

Con este nuevo plan no sé qué hará el primero de clase—pues en realidad siempre tiene cancha libre, there's room at the top. Pero le acaban de rebajar la exigencia teórica a la quinta parte. Que se dice pronto. El plan está adaptado ahora a las capacidades del último de la clase. Que saldrá, eso sí, con su certificado de experto en literatura inglesa.

Todo esto, con mucho discurso pedagógico, mucho humo y tinta de calamar y cháchara sobre competencias y objetivos y guías docentes, y Comisiones de Garantía de la Calidad, etc. etc., para envolverlo y distraer la atención.

La derecha del caso, es que hay que rebajar el nivel universitario a nivel de FP, o de bachillerato light—y organizar unos talleres prácticos. Y aprobar por supuesto a todos los clientes que sepan juntar la pe con la a—que saldrán contentísmos de haber cumplido los Objetivos Docentes, y realizado unos estudios con Certificación de Calidad Europea. Y el ministerio, feliz de haber acabado con el Fracaso Escolar.

Así que permítanme que me ría un poco de la lista de lecturas y de la Calidad de bote.



 
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