lunes, 17 de agosto de 2009

Adam's Tongue 8: El 'Big Bang'

Reseña del libro de Derek Bickerton sobre el origen del lenguaje, Adam's Tongue (2009)





(No esperen ninguna gran explosión del lenguaje en este capítulo del libro de Bickerton. Más bien un "small crack". Pero significativo. Y acompañado de interesantes reflexiones sobre la teoría de la evolución y la ecología).

Ha cambiado bastante en las últimas décadas la imagen de la evolución humana. De una línea directa que llevaba de los simios a nosotros, pasando por australopitecos, homo habilis, homo erectus y neandertales, se ha pasado a un panorama más ramificado con múltiples especies, cuya relación con nosotros es incierta; de un tiempo en que era plausible la hipótesis multirregional, en la que los prehumanos de todo el Viejo Mundo hubieran evolucionado conjuntamente, humanizándose progresivamente todos a la vez, se ha pasado a la aceptación casi universal de la hipótesis de "out of Africa", situando el origen del homo sapiens en Africa. A los viejos diagramas lineales, que nos relacionaban con los simios pero a una distancia decente, le suceden diagramas fragmentarios, en forma de matorral, con líneas de puntos, interrogativas....

(Hay que aclarar, sobre estas "múltiples ramas", que el modelo actual, si bien ha multiplicado las especies de humanos primitivos, es en cierto sentido más lineal que nunca: en efecto, si descendemos todos de un pequeño grupo (pre)humano de Africa, se hace difícil distinguir a ese grupo en concreto entre todas las especies y subespecies emparentadas de humanoides primitivos. Pero el modelo actual deja en principio menos lugar a la hibridación y al entrecruzamiento de ramas genealógicas entre variedades humanas primitivas, algo que por difícil que sea de concebir en la práctica estaba prácticamente implicado por el modelo multirregional).

En paleontología, como en cualquier disciplina de estudio, nos dice Bickerton que hay dos tipos de personas: los juntadores y los separadores : "si eres un juntador, quieres agrupar varios tipos supeficialmente diferentes en la misma categoría; si eres un separador, quieres categorías con etiquetas separadas para cada tipo" (148). Una manera de salir de debates interminables sobre estas diferencias es atender a cómo sucede la especiación. Porque como dijo Dobzhanksy, en biología nada tiene sentido sin la teoría de la evolución, y sobre la cuestión de la especiación versaba el libro de Darwin. También es crucial para el asunto del origen del lenguaje:

"El nacimiento del lenguaje fue sólo parte—tuvo que ser sólo parte—de lo que a menudo se llama, de manera que puede llevar a confusión, un 'acontecimiento de especiación'. En la evolución, la mayoría de las cosas interesantes suceden cuendo una especie se separa de otra como una rama y por así decirlo abre su propio negocio" (148).

(Y este asunto seguirá siendo debatido... porque si situamos el origen del homo sapiens hace unos doscientos mil años, queda por determinar por qué el florecimiento de la cultura simbólica se sitúa mucho más recientemente, hace menos de cien mil años. Suponiendo que fuese asociado al origen del lenguaje—del lenguaje moderno, y suponiendo que este origen pueda ir asociado a una transformación relativamente revolucionaria, podríamos tener la paradoja evolucionaria de humanos de nuestra especie biológica pero sin lenguaje, seguidos de una transformación cultural y mental radical pero no acompañada de una especiación. De todos modos, como veremos ahora, la noción de especiación pierde en gran medida su sentido una vez se aplica a formas humanas con un desarrollo cultural considerable: pues la capacidad de interreproducción pasa a ser en gran medida irrelevante, al ser los criterios culturales, y no los biológicos, quienes dictan cuál es el grupo al que se pertenece, y con el que es viable o aceptable la reproducción).

Bickerton, siguiendo a Robert Foley y Marta Lahr, asocia la especiación al aislamiento de un pequeño grupo, con respecto a la población mayoritaria de la especie. Aun si vuelven a reunirse las poblaciones, un grupo que haya desarrollado suficientes diferencias tenderá a reproducirse entre sí de modo diferenciado. (Las poblaciones humanas no serían sino una variante probablemente más extrema de este caso general). Y explotarán alimentos diferenciados de los de la población mayoritaria. Al final habrá imposibilidad de reproducción con la especie principal, o gran dificultad: pero es un proceso que no puede situarse en un momento dado, pues va asociado al aislamiento geográfico y a la diferenciación del comportamiento.

(La teoría del aislamiento de poblaciones ya estaba en la concepción original de Darwin—quizá sin suficiente énfasis. Ver mi artículo "Grandiosa secuencia de acontecimientos." Más sobre especies y especiación puede verse en mis artículos "Ideas de especie y especies de ideas" y en "Especiación y retrospección: El diseño inteligente de Vladimir Nabokov").

Otra manera en que puede darse la especiación es mediante la construcción de un nicho ecológico diferenciado, sin grandes diferencias físicas ni de ubicación geográfica: es el caso de los primeros nichos ecológicos de los protohumanos—omnívoro (australopitecos), omnívoro más rompedor de huesos (australopitecos tardíos, homo temprano), omnívoro más preferentemente carnívoro (Homo avanzado, ergaster o erectus). Las principales diferencias se debían a la manera de buscarse la vida. Hoy se sabe que el Homo habilis y el Homo erectus coexistieron durante medio millón de años o más, lo cual sugiere según Maeve Leakey que explotaban nichos ecológicos distintos. Según Bickerton,

"La hipótesis más plausible es que el grupo ancestral del erectus se separó del habilis (o bien quizá de otro antepasado diferente) pasando de una estrategia de explotación local basada en la extracción de médula ósea a una estrategia territorial basada en la explotación de cadáveres de grandes herbívoros. Un estilo de vida tan novedoso llevaría a la selección tanto de cambios de comportamiento como de cambios físicos. Erectus tendría que adquirir una constitución más adecuada para cubrir las mayores distancias requeridas por el nuevo estilo de vida, y erectus era de hecho más alto y más esbelto que habilis. Sin duda se dieron otros cambios que no se conservan en el registro fósil, como la capacidad de resistir la sed, y mejoras en la capacidad de arrojar objetos. (Luego veremos por qué). Aun si erectus se originó como una rama de habilis, las hembras erectus ya no querrían hijos de machos habilis. Las dos especies bien podrían coexistir en el mismo territorio, usándolo en momentos diferentes para propósitos diferentes". (151-52).

En algún momento, quizá, un protohumano armado con una lasca de piedra descubrió que podía acceder antes que nadie a la carne de los paquidermos muertos. Si esa estrategia prosperó, desencadenaría una catarata de cambios de comportamiento. Primero cambios en el comportamiento, insiste Bickerton: luego, cambios en la población y en el cuerpo.
Parece razonable suponer que los cambios impulsados por las acciones intencionales de los propios animales se muevan más rápido que los cambios debidos a la deriva genética o incluso que los debidos a modificaciones de las presiones selectivas. Fueron precisamente tales secuencias de cambio rápido, seguidas por largos períodos de aparente estasis evolutiva, las que hicieron surgir la teoría del equilibrio puntuado. (153).

(Así pues, la teoría sobre el origen del lenguaje de Bickerton es consonante en sus planteamientos generales con la teoría del equilibrio puntuado de Stephen Jay Gould y Niles Eldredge. Eso a pesar de que Gould no se interesó mucho por el papel evolutivo dinámico del origen del lenguaje, centrándose más en sus aspectos accidentales—en el lenguaje como pechina o enjuta de la construcción cerebral, un subproducto colateral de la evolución—ver mi artículo sobre "El lenguaje como exaptación". Aunque si bien el hecho parezca ser que el lenguaje esté construido sobre la exaptación de sistemas cognitivos anteriormente existentes, de ello no se sigue que su función evolutiva sea accidental o gratuita: sino más bien todo lo contrario. Stephen Pinker, Paul Bloom y otros criticaron el desinterés de Gould por el papel evolutivo del lenguaje. Ver The First Word, de Christine Kenneally, 2007. Pero esto no significa en absoluto que la teoría evolutiva de Gould sea irrelevante para conceptualizar la evolución de lenguaje, ni contradictoria con la de Bickerton).

Arguye Bickerton que la teoría de construcción de nichos arroja nueva luz sobre la manera en que funciona el equilibrio puntuado, con especies generalmente estáticas y acontecimientos "rápidos" de especiación—proporciona un mecanismo de explicación de cómo se dan estos fenómenos. El debate en torno a la cuestión del equilibrio puntuado se centró en si era un proceso general, frecuente o infrecuente, y pareció ignorar la cuestión de que ni Gould ni nadie había propuesto una causa de por qué sucedía. Pasó como con Wegener, cuya teoría de la deriva continental fue ignorada porque se atuvo al hecho, sin dar una explicación causal:

"El problema de Wegener era que nunca propuso un mecanismo para explicar por qué los continentes iban a la deriva, igual que Gould nunca propuso un mecanismo para explicar por qué habría la evolución de alternar entre cambios rápidos y estasis. Y entonces se descubrió la tectónica de placas, y todo el mundo de repente vio que los continentes no podían sino ir a la deriva". (154)

Algo parecido sucede con la teoría de construcción de nichos. Una especie está acomodada a su nicho ecológico, o lo construye, y se adapta a él como una mano a un guante. Esto favorece la estasis de la especie. Pero si algo cambia súbitamente, se requiere la construcción de un nuevo nicho, rápidamente. (También esto explicaría por qué tiende una nueva especie, con tanta frecuencia, a suplantar a la especie madre. Esta habría dejado de estar adaptada al nuevo ambiente, y se extingue, mientras que una pequeña población variada sobrevive en un nuevo nicho).

"La teoría de construcción de nichos también explica por qué, desde el último antepasado común de los humanos y los simios, ha habido tantas especiaciones en nuestra línea, y tan pocas en la línea de los simios. La rama de los simios vivía en un entorno inalterado y se quedó felizmente en los nichos que ya ocupaba. Nuestra rama se vio forzada, primero, y decidió, después, construir más y más nichos nuevos, a medida que sus capacidades se ampliaban con construcciones sucesivas. (...). La construcción sucesiva de nichos significaba que podíamos evolucionar in situ, sin esperar a que la separación geográfica desencadenase el proceso de especiación. El proceso de construcción de nichos fue lo que impulsó nuestras sucesivas especiaciones y nos hizo lo que somos". (154)

La estasis también se dio… por ejemplo en el millón de años de la cultura de las hachas de mano. (Ver también mi artículo "No evolucionaremos").
Uno de estos pasos evolutivos, muy importante, fue cuando hubo cambios en la alimentación, pasando de romper huesos a rasgar pieles. Esto lleva a cambios de organización. Hace falta desperdigarse en pequeños grupos para cubrir una área muy grande, para localizar con más eficacia los cadáveres de grandes animales. Los huesos duran mucho: los grandes cadáveres sólo pueden explotarse por los cortadores de piel si son muy recientes. Así pues, los explotadores de médula ósea pueden permitirse vivir en grupos más grandes. Y los descubridores del nuevo nicho tuvieron que pasar a la vez a reducir sus grupos y a competir con los grandes depredadores. Esto requería cambios de estrategia importantes. De todo esto no hay pruebas: sólo probabilidades. Pero es en este nuevo nicho, en este nuevo comportamiento y en su nueva estrategia de grupo, donde propone Bickerton encontrar un paso crucial en el desarrollo del lenguaje.


Modas en ecología humana primitiva suelen ignorar hechos básicos. Primero éramos, se supone, cazadores de grandes animales; la teoría machista del gran cazador. Esto ignora que hasta los humanos recientes no existieron las armas que permitiesen sostener esta hipótesis. Luego vino el feminismo: y la clave eran las mujeres y la recolección pausada. Pero esto ignora las realidades de la sabana, donde esa vida es imposible. Pero "nadie deja jamás que los hechos interfieran con una teoría culturalmente apropiada" (157). Ni humildes carroñeros o recolectores, ni grandes cazadores. Lo que propone Bickerton es que estos ancestros, en este nuevo nicho ecológico, eran carroñeros agresivos, compitiendo con los grandes carnívoros, pero normalmente sin combate directo con ellos. 


Para poder ocupar con éxito un gran cadáver primero hay que localizarlo, y eso requiere dispersión en parejas o pequeños grupos. Luego hay que imponerse por la fuerza de los números, la única fuerza disponible—y aquí es crucial la capacidad de lanzar piedras que desarrollaron los humanos frente a los simios. Y el papel del lenguaje es crucial a la hora de reclutar al grupo necesario. Es algo parecido a la estrategia de las hormigas: seguramente las primeras palabras con desplazamiento de sentido (distintas de los ACS, de los gritos de alarma la comunicación animal) se referían probablemente a los animales encontrados muertos, imitando su sonido y sus gestos. Aquí suscribe Bickerton la teoría del origen onomatopéyico, icónico, del lenguaje, una de las más intuitivas y tradicionales—y también la teoría gestual, simultáneamente.

"Mucho más importante que el tipo de señal que se utilizase es el hecho de que usar cualquier tipo de señal, para indicar un cadáver de animal que habías visto hace horas a quizá varias millas de distancia, sería el primer caso claro de desplazamiento fuera de los himenópteros. Algunos de los que escriben sobre la evolución del lenguaje le dan demasiada importancia a la arbitrariedad—al hecho de que, en las lenguas de hoy, las palabras rara vez se parecen o suenan como las cosas a las que se refieren. Pero lo mismo es cierto de muchas señales ACS—una gran mayoría de las llamadas de alarma, por ejemplo. Pero en cambio, fuera de las abejas y de las hormigas, no hay señales ACS que consigan realizar desplazamiento.
Así que el auténtico paso crucial para entrar en el lenguaje tendría que ser el desplazamiento, antes que la arbitrariedad." (160)

Una especie hace lo que tiene que hacer, dice Bickerton, y las hembras participarían en esta estrategia como los machos. Los argumentos extraídos por analogía de las hembras chimpancés, o de las hembras humanas en otro nicho ecológico distinto, no vienen al caso. La estrategia de reclutamiento requiere a la gran mayoría de la comunidad para funcionar. Y sería más lógico que fuesen las mujeres quienes hiciesen la mayor parte del trabajo de cortar carne mientras los machos (seres más prescindibles para la comunidad) mantendrían a las fieras a raya. Las piedras no son mortíferas, pero pueden dañar las posibilidades de competición de un carnívoro si le rompen algo, y por tanto es una estrategia de lucha viable.

Esta es una historia hipotética, pero basada probabilísticamente en datos sobre la ecología y el comportamiento. Una teoría del origen evolutivo del lenguaje debe satisfacer estas características:
—la presión selectiva debe ser fuerte (y esto queda demostrado por la extinción de las especies que se limitaron a romper huesos).
—la presión selectiva debe ser de caracter único, como el lenguaje (y no hay otra especie con un problema de subsistencia similar que se puediese resolver sólo con el reclutamiento).
—el uso del lenguaje tuvo que ser crucial y funcional desde el primer momento (aquí se require un protolenguaje mínimo, y va ligado directamente a la alimentación).
—la teoría no debe contradecir en nada la ecología de las especies ancestrales.
—la teoría debe explicar por qué habrían de creerse las señales "baratas" (y potencialmente falsificables—pero en este caso se trata de ayudar a obtener comida, no reporta ventaja la falsificación).
—la teoría debe explicar cómo se contrarresta el egoísmo de los primates. (Aquí se contrarresta porque sólo mediante la cooperación se podría acceder al alimento). La cuestión de la cooperación es crucial: pues el lenguaje, sin cooperación obligada, no hubiera resultado más que en discusiones y rivalidad.

"Sólo una especie que llegase a depender (no exclusivamente, claro, pero sí de modo sustancial) en obtener acceso a cadáveres gigantes se habría visto obligada a reclutar a congéneres no parientes. Obligada: porque de no cooperar los no parientes, nadie obtenía nada" (167-68)

Esto no explica todo el lenguaje, sino sólo el primer paso, el origen de protopalabras: la manera en que se rompe la prisión del aquí y ahora, y se crea un pequeño efecto que tiene un efecto caótico sobre el conjunto del sistema. La aparición del lenguaje llevaría en última instancia a efectos imprevisibles en el desarrollo de la mentalidad y de la cultura humana. (Esta teoría también explicaría en cierto modo la infamia que persigue al mentiroso—el rechazo de la mentira sería algo ligado al origen mismo del lenguaje y de la cooperación).

La teoría de Bickerton está por tanto en sintonía con otras teorías modernas en este aspecto: no coloca primero el desarrollo de la inteligencia, y después el del lenguaje, sino al revés. El lenguaje, surgido por necesidades ecológicas en una especie no privilegiadamente inteligente, llevó de modo complejo a un desarrollo mental y cerebral. Como señala Chistine Kenneally en
The First Word, no es el cerebro desarrollado el que explica la aparición del lenguaje, sino el lenguaje el que explica la aparición del cerebro humano desarrollado).

Y una pequeña objeción: Bickerton habla siempre de 'palabras', y ciertamente la evolución y origen de las primeras palabras es un momento crucial en la evolución del lenguaje. Pero un enfoque más integracionalista de la cuestión colocaría el énfasis no en las palabras sino en los actos de habla: el acto de habla del reclutamiento, por ejemplo. La misma situación de interacción social parece pedirlo. Son los actos de interacción social, el "hacer cosas con palabras" o con gestos o sin palabras, lo que importa de modo crucial—hacer cosas: las palabras vienen después, por un proceso de refinado, abstracción y filtrado. Pero lo primordial en un sentido ecológico no son las palabras y sus significados, ni los nombres de objetos o animales, sino las situaciones y sus significados, y los actos de interacción social y sus significados. La pragmática precede a la semántica, y ésta a la sintaxis. Recuerdo que en un congreso en los años ochenta, cuando se discutían las alternativas de la "semántica generativa" a la teoría de Chomsky, proponía yo por qué no desarrollar una
pragmática generativa como base interaccional del lenguaje, con especificaciones ulteriores de semánticas y sintaxis, como fenómenos derivados y "superficiales".

Como se sabe, la gran obsesión de la lingüística con la sintaxis (y con la morfología) fue asociada a la gramática generativa de Chomsky, y a otros estructuralismos de mediados del siglo XX, bien dominantes hasta hace poco, o todavía hoy de hecho. Y Chomsky siempre ha defendido la importancia de la sintaxis como un componente crucial y definitorio para entender lo que es el lenguaje. Es la de Chomsky una teoría (o una colección de teorías) que habla otro idioma que la de Bickerton con sus pidgins y sus protolenguajes. En el siguiente capítulo, se ocupará Bickerton de la teoría chomskiana de la evolución del lenguaje.




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